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La costa de Castellón cuenta con un amplio abanico de centros turísticos, que combinan a la perfección naturaleza, tradición y modernidad. Con un litoral de excepcional belleza, por sus playas y una intensa actividad pesquera y deportiva, este destino resulta ideal para disfrutar de un ambiente festivo y agradable, que combina el ritmo de una población trabajadora con los nuevos aires llegados con el turismo. Gracias a un clima excelente de casi 300 días de sol al año y a las suaves brisas marinas, el visitante encontrará aquí todo lo que necesita para pasar unas agradables vacaciones.

Desde el Paleolítico, distintas civilizaciones han ocupado estas tierras, atraídas por los recursos pesqueros de sus aguas y el refugio de sus montañas. Íberos, griegos, fenicios, bizantinos y árabes las cultivaron y dejaron su huella, en forma de pueblos y ciudades, de costumbres y monumentos.

Con la llegada del Rey Jaime I, conoce un periodo de expansión de la mano de los Caballeros Templarios, quienes desarrollaron aún más la agricultura, la pesca y la sociedad, que llegó a tener dos papas (uno de ellos el enigmático Papa Luna), autoexiliados en el Castillo de Peñíscola, que construyó la misma orden. Con la llegada del turismo, en la segunda mitad del siglo XX, experimentó un considerable crecimiento que siguió combinando con el cultivo de cítricos, hecho que le confiere su particular paisaje actual.


Particularmente, la gastronomía de Castellón es rica en variedad, gracias a su profunda cocina de interior y a los platos y productos típicos de la costa. El 'All i Pebre' de Rape, el 'suquet' de pescado, los pulpitos, las cigalas, los mejillones, los dátiles de mar o los famosos langostinos conviven con platos de carne como el tumbet de cabrito, la olla de legumbres o los guisos de cordero, sin olvidarnos de los caracoles, muy apreciados en el norte de la provincia. Evidentemente, no hay que pasar por alto los excelentes arroces (a banda, con costra, paellas, etc.) o la fideuà. En la repostería, el arroz con leche, las frutas en almíbar los 'ous de neu' (huevos de nieve) o las cremas suaves harán las delicias del visitante.

Por su cercanía con Cataluña, desde Castellón se pueden visitar lugares tan importantes como el Delta del Ebro, con su Parque Natural y sus arrozales.

En Morella, capital del Alto Maestrazgo y declarado Conjunto Histórico-Artístico, no nos podemos perder la visita a la Basílica Arciprestal de Santa María la Mayor, los salones góticos del Ayuntamiento, el Museo del Sexeni y dar agradables paseos por sus calles empedradas que nos permiten descubrir una de las joyas medievales más importantes de España.

La villa de Segorbe se halla inmersa en una fértil vega regada por las aguas del alto Palancia. Su trazado medieval conserva un importante patrimonio arquitectónico que ha sido declarado Bien de interés cultural en su conjunto.

Hacia el sur, podemos llegar hasta Valencia y visitar la Plaza del Ayuntamiento, el Mercado Central, la Lonja, la Capilla del Santo Cáliz, la Basílica de los Desamparados, el Museo Artista Fallero y como no, la Ciudad de Las Artes y las Ciencias en Valencia, con el Museo Oceanográfico, la Ciudad Submarina y el Museo de las Ciencias.