Más de 92 kilómetros de playas de la más diversa índole, desde fina arena dorada hasta bellas calas de guijarros, constituyen la costa de Tarragona, un destino ideal para tomar el sol y bañarse, con servicios turísticos de primer nivel. Pero no sólo encontraremos playas en el sur de Cataluña. Gentes abiertas, una gastronomía exquisita, paseos marítimos y hasta un completo legado romano harán las delicias de los visitantes. De todos sus municipios, 13 lindan con el mar, cada uno de ellos poseedor de un especial encanto, ya sea por sus puertos pesqueros, por sus cascos antiguos o simplemente por la belleza de sus playas. Eso sí, siempre con el Parque Natural del Montsant y las montañas de Prada en el horizonte, vigilando que el viento no estropee unas vacaciones perfectas.

Fundada por los romanos en el siglo I de nuestra era, Tarraco, como la bautizaron, se convirtió en un recinto-ciudad estratégico para el abastecimiento y comercio con la hispania romana. Precisamente, este período es uno de los más relevantes para este territorio, pues durante el mismo se construyeron obras importantes, muchas de las cuales aún perduran hoy. El Anfiteatro romano, uno de los mejores conservados de España, junto con el acueducto y los diferentes restos de la antigua ciudad latina hacen de este destino un interesante punto histórico-cultural. Durante el dominio musulmán, Tarragona se sumerge en una época de ostracismo, que no se invierte hasta la llegada de los Condes de Barcelona, que la cristianizan y la impulsan vigorosamente. Hoy es uno de los destinos turísticos más importantes de la península.

Gracias a su situación estratégica, al lado de la desembocadura del río Ebro, a sus puertos pesqueros, huertas y montañas interiores, la costa de Tarragona es un destino que se puede visitar sólo por su rica gastronomía. 'Suquets' de rape, almejas y gambas, sus famosos 'xatons', los rossejats de fideos o las sardinadas harán la boca agua a los amantes de los productos del mar. De la tierra, los 'civets' de jabalí, los famosos calçots (en febrero y marzo), los caracoles, o el también popular 'menjar blanc', de Reus, servirán para completar un banquete excelente. No conviene olvidar acompañarlo todo con uno de los tersos vinos de la tierra para acabar con la mejor repostería, que, sin duda, tiene en los frutos secos, avellanas y almendras, sus mejores estrellas.   

Pocos se aburrirán en Tarragona. Gracias a su cercanía a la capital catalana, Barcelona, podremos visitar la Sagrada Familia, el Pueblo Español, la Catedral, las Ramblas y el siempre bullicioso Barrio Gótico. Muy cerca, la montaña de Montserrat esconde el Monasterio del mismo nombre, donde se encuentra la patrona de Cataluña, la Virgen de Montserrat. 'La Moreneta', y el coro de niños cantores de La Escolania. Al sur, para los amantes de la naturaleza, podemos visitar el Delta del Ebro, con el Parque Natural y sus arrozales. En la misma capital de provincia, Tarragona, visitaremos el recinto amurallado, la Catedral, el Museo Diocesano y el Museo Arqueológico, además del famoso balcón del Mediterráneo y el Anfiteatro Romano.

Muy cera de Salou, la diversión está asegurada con el parque temático de Port Aventura.

Morella, capital del Alto Maestrazgo, ofrece al visitante la Basílica Arciprestal de Santa María la Mayor, los salones góticos del Ayuntamiento, el Museo del Sexeni y agradables paseos por sus bonitas calles empedradas que nos permiten descubrir todos sus rincones.

A tan solo dos horas de camino, en Valencia, está la Ciudad de Las Artes y las Ciencias, con el Museo Oceanográfico, la Ciudad Submarina y el Museo de las Ciencias.

Entre una ciudad y otra, podemos visitar las largas y espectaculares Grutas de la Vall d'Uxo, especialmente la Cueva de San José.